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Técnicas del Mosaico

 La elaboración del mosaico consiste en combinar, sobre una superficie sólida, pequeñas teselas, afianzándose en una capa de cemento, yeso o argamasa. El corte y la colocación de cada una de las teselas, marcan el ritmo y el movimiento del mosaico y la situación de cada pieza determina la posición de la siguiente, constituyendo, poco a poco, un todo armónico. De ello derivan diversas técnicas para colocar las teselas. Dichas técnicas reciben el nombre de Opus y hay diversos tipos:


1) Opus Tessellatum. Formados por cubos de piedras (tessellae) o mármoles de colores; las teselas cuadradas están dispuestas en líneas verticales y horizontales dando lugar a un diseño en forma de reja. Es una técnica muy efectiva para rellenar fondos. Podía ser ejecutada por cualquier obrero.



2) Opus Regulatum. Técnica creada por los romanos en la que las teselas son todas del mismo tamaño y se alinean horizontalmente, pero no verticalmente, produciendo un efecto parecido al de un muro de ladrillos.



3) Opus Vermiculatum. Vermis significa «gusano», por lo tanto, las teselas perfilan el diseño principal, siguiendo cuidadosamente los contornos de la forma y realizándolos con las teselas dispuestas en forma de gusano. Esta técnica crea un efecto de halo alrededor de la imagen principal. Parece que sirvió de punto de partida a la verdadera decoración del mosaico. La colocación en espiral permitía la interpretación de toda clase de curvas y el empleo de fragmentos de tamaño variable.



4) Opus Musivum. Esta técnica es la continuación del Opus Vermiculatum y presenta las teselas hacia fuera, siguiendo los contornos y ocupando el fondo. Esta composición aporta una gran sensación de movimiento, ritmo y vida al mosaico.



5) Opus Sectile. No se empleaban teselas, sino lastras de piedra, generalmente mármol, de diferentes tamaños y de formas irregulares; con estas crustae, perfectamente cortadas, se formaban pavimentos de una gran perfección y riqueza cromática. Tiene una variedad, opus Alexandricum, por ser el más empleado en Alejandría, de donde aprendieron los romanos.